Asumió al frente del Juzgado Civil Nº 1 de la Ciudad de Buenos Aires en el año 2005 y desde entonces, el juez Gustavo Caramelo ha incorporado muchos cambios para agilizar y hacer más eficiente el trabajo. | R.M.
-
En su disertación en Santa Rosa, como parte del tercer módulo del Ciclo de capacitación en Gestión Judicial, el Dr. Caramelo expuso los cambios que ha implementado, “que son pequeños, no revolucionarios, pero mejoran el servicio de justicia”, definió. En este reporte de la charla: eficiencia y derechos, tecnología, nuevos problemas, nuevas funciones.
Eficiencia y derechos
“Durante años yo pensaba que lo relacionado con gestión era para los McDonalds, que tenían que evaluar calidad, servicio y limpieza, pero que en la justicia sólo nos teníamos que ocupar de resolver las cosas en tiempo y forma”, comenzó Caramelo, quien antes de ser juez fue secretario de primera instancia, de cámara y del Superior Tribunal de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Sin embargo, cuando asumió como juez quiso darle una impronta a su mandato para mejorar ciertos aspectos. El posgrado en administración de justicia que hizo en la Universidad de Buenos Aires –del que ahora es subdirector- lo acercaron más aún a un nuevo concepto de trabajo.
“Cuando llegué al juzgado empecé a introducir una mirada desde los tratados de Derechos Humanos en temas cotidianos de la justicia civil y tuve una resistencia enorme del personal del juzgado. Uno de ellos me decía ‘quiero volver a trabajar en un juzgado normal’. Y un colega me preguntó si yo era ‘zurdito’ porque citaba los tratados de Derechos Humanos. Todavía perduran estas nociones rígidas, al menos en la justicia nacional. Aún así, empecé a trabajar en cambios de modalidades operativas pero también en cambios de modalidad de contenido”, explicó.
Nuevos problemas
“La gestión tiene que ver con garantizar el debido proceso de dos aspectos fundamentales: el acceso a la justicia y la tutela judicial efectiva”, indicó Caramelo, a la vez que reconoció que “actualmente los jueces tienen que resolver problemas que antes no existían”.
“El Poder Judicial ha tenido que estandarizar grandes problemas. ¿Qué sucedió con el corralito? La Justicia contribuyó a la paz social porque la gente estaba rompiendo las vidrieras de los bancos, era una situación complejísima la de la apropiación de los fondos de los ahorristas sin posibilidades de sacar su dinero. Se dio intervención a los juzgados civiles, comerciales y laborales para resolverlo, se distribuyeron las causas y funcionó. Llevó un tiempo y no se resolvió a los tiros, el Poder Judicial logró encontrar una solución de gestión macro que metabolizó un conflicto enorme”, explicó.
Con respecto al manejo de megacausas, Caramelo planteó: “¿qué tenemos previsto para el juez al que le toca causas como la de Cromañón? Un caso así no sólo trae un montón de expedientes, al juez le cae una gran presión social. Es gestión pensar cómo se maneja eso, qué auxilio se le da a ese juez, cómo enfrenta la presión social, qué apoyo se le da para eventuales comunicados de prensa sobre algunas medidas”.
Una situación similar sucede con causas como el accidente de Lapa y con los afectados por el Riachuelo. “Ahora tenemos causas con problemas ambientales, que tienen incidencia colectiva y son muy difíciles de manejar porque hay que relocalizar a toda la gente afectada”, indicó, y enumeró otros problemas de intereses difusos que afectan a un gran número de gente: contaminación, sida, enfermedades infecto-contagiosos, problemas de discriminación, cuestiones médicas, terremotos, hambrunas, sequías. “Generan daños a gran escala que antes no se judicializaban y ahora sí, y requieren pensar cómo operamos en estos casos”.
Deslegitimación social
La ineficiencia, los problemas de acceso y la percepción social como estructura burocrática y corrupta son los factores que más afectan a la Justicia actualmente, considera Caramelo. Y recordó: “un día me llegó un juicio de la villa 1-11-14, una de las más grandes de Buenos Aires, y era la demanda que hacía la viuda contra el asesino de su marido, que era otro habitante de la villa. Y pensé ‘¡Qué bien, vino a Tribunales! Porque no vienen habitualmente esos casos. Tenemos un problema de exclusión social porque en las villas hay otro orden jurídico que no se rige con las normas del Código Civil. Esto hay que tenerlo presente porque intervenimos en esta realidad”.
Por otro lado, “en el ámbito empresarial es habitual que los problemas se resuelvan por arbitraje porque tienen una persona dedicada un tiempo intensivo a resolver su conflicto. Esto desligitima al Poder Judicial. Si la gente está dejando de usarlo porque le parece que es ineficiente, si no va porque cree que son todos corruptos, si no va porque no conoce, entonces hacen falta estrategias de gestión hacia la sociedad para que haya una religitimación social del Poder Judicial”.
La reversión de esta imagen negativa se produce buscando eficiencia con contenido, eso incluye desde despachar de la forma más completa posible, hasta dar facilidades de acceso y que funcionen las sanciones cuando haya un juez corrupto.
“¿Quién debe hacerse cargo de llevar adelantes los cambios en gestión? Todos: las Cortes o Superiores Tribunales, los Consejos de la Magistratura, los Ministerios de Justicia, los Colegios de Abogados, las universidades, cada juez, a cada uno le cabe en distinta medida. No tenemos la revolución judicial, lo que tenemos son cambios que van produciendo el gran cambio, es la sumatoria”.
Tecnología
La tecnología agiliza trámites, descomprime la atención en la mesa de entradas, beneficia a los abogados y acelera todos los procesos. Caramelo es un ferviente impulsor del uso de la informática en pos de un mejor servicio.
Propicia la interrelación on line que conectará a todos los juzgados nacionales y federales de justicia “con un sistema seguro, no jaqueable de toda la información”, pero se resiste a que se haga un abuso de la tecnología para evitar, por ejemplo, que un juez visite las cárceles y escuche directamente lo que tengan para decirle las personas privadas de su libertad.
“Hay que avanzar utilizando con inteligencia y razonabilidad constitucional los recursos humanos, materiales y legales -indica-. Si tengo que pedir a un juez de La Pampa que tome declaración testimonial a testigos que están acá, podemos acordar usar la tecnología necesaria para que pueda ver la audiencia testimonial desde Buenos Aires por teleconferencia. Pero las visitas de los jueces a las cárceles tienen que ver con que los presos puedan denunciar abusos del sistema penitenciario, y el juez tiene que tener un contacto personal. Hay algunos aspectos de la tecnología que tenemos que dejar de lado porque darían pie a vulnerar derechos”, sostuvo.
“Ha dado muy buen resultado tratar de poner en internet la mayor cantidad de información posible. En mi juzgado empezamos a pedirle a los peritos que cuando presentan un peritaje lo hagan en soporte papel y también por mail, a fin de subir el documento al sistema. Así, al momento de impugnar o hacer la sentencia, sólo hay que pintar y pegar, no hay riesgo de cometer errores de transcripción en cuestiones técnicas extrajurídicas”.
“Los exhorto a que adhieran al sistema de notificación electrónica –continuó-. Todavía es voluntario, pero el Congreso está tratando un proyecto para incorporar al Código Procesal Penal, Civil y normas laborales un artículo que valida todo lo electrónico”.
Este sistema permite notificar algo a un abogado vía mail y “cuando entra al sistema se puede notificar o no. Si no lo hace, se va a dar por notificado al quinto día desde que el juzgado subió el proveído al sistema. El temor de los abogados es no recibir el mail o tener algún problema con internet, pero no depende de eso. Si uno interviene en un proceso que tiene notificación electrónica, hay que tener la disciplina de entrar una vez por semana al sistema”.
En su juzgado, Caramelo admite las presentaciones de mero trámite y confronte a través del correo electrónico. “El abogado sólo tiene que presentar la demanda o la contestación. Una apelación la presenta por escrito pero por miedo del abogado, no porque no la admitamos en el juzgado –explicó-. Salvo que esté pidiendo medidas, por ejemplo un embargo, todo lo demás puede ser por correo electrónico. Se imprime y se despacha. Así el juzgado está abierto las 24 horas porque el abogado puede enviar su escrito en cualquier horario. Eso mejora la relación con el abogado y nos reduce notoriamente la cantidad de gente en mesa de entradas”.
A través de internet también vamos a consultar el Sistema de Información Nacional Tributaria y Social (Sintys), que centraliza la información social y financiera de todos los habitantes del país y accedemos al Registro de la Propiedad Inmueble, al de la Propiedad Automotor y a otros organismos. “Lo que antes llevaba dos meses de libramiento de oficios y su respuesta, ahora lleva media hora de recopilación de información. Esa tarea la hacía el profesional y ahora se hace desde el juzgado, pero es el precio de la razonable celeridad. Si queremos que los juicios no duren tres años y que el 70 por ciento del expediente no sea de papeles de comunicaciones, como cédulas y oficios, esto es lo que tenemos que hacer –sostuvo-. También estamos haciendo vía web las publicaciones de los edictos en el Boletín Oficial, a los restantes diarios los sigue llevando el profesional”.
Nuevas funciones
Otra de las innovaciones que elogia Caramelo es la creación del Centro de Información Judicial (CIJ), “que permite descomprimir el acoso directo de los medios sobre los jueces y decodifica las noticias judiciales que pueden tener importancia. Los jueces las enviamos al CIJ y éste decide cómo difundirlas”.
Por otro lado, la oficina de Recursos Humanos ya no debe cumplir la función de una oficina de personal, sino que se ocupa de las relaciones humanas, de ver en qué lugar puede rendir mejor una persona según sus capacidades, de intervenir cuando hay denuncias de maltrato o conflictos en un grupo de trabajo. Eso también es gestión”.
Finalmente, Caramelo planteó que “el juez es el líder de un equipo de trabajo y las mejoras de gestión dependen de tres factores: imaginación, decisión y motivación. El juez solo, por más que tenga muchas ideas, si no va acompañado de un equipo de trabajo, no puede avanzar. Todos tienen que comprender la misión”
///